viernes, 14 de septiembre de 2012
Qué veranos aquéllos de Boney M
Andaba decaído hace días Luis V. Huerga, compartiendo sus penas en Facebook con otros muchos tan alicaídos como él. Tristes porque se acaba el verano, aunque a la vez esperanzados porque dentro de 12 meses habrá nuevas vacaciones para echarse al monte, a la playa o adonde se tercie. Aún es joven el chaval que, quizás por ser demasiado guapo para cantante de reggaeton pero feo para modelo de pasarela, acabó siendo periodista. Y a sus años, todavía escasos, imagina un futuro que quizás no exista. Sueña, como muchos otros, con las próximas vacaciones, dando por supuesto que, tras los recortes del próximo 'Año Mariano', seguirá habiendo días rojos en el calendario, que es bastante suponer.
Quizá tenga razón y el temido rescate, que llegará con los primeros fríos del otoño, nos deje seguir teniendo vacaciones en un arranque de magnanimidad de los hombres de negro, los tiralevitas ‘rubalcabianos’, los ganapanes ‘rajoyescos’ y hasta de esos chantajistas que invocan patrias inventadas en novelas que han convertido en libros de historia, pero que no saben que su paletismo nacionalista sólo se cura viajando. Por eso, aunque Sor Ángela de Sajonia le dé permiso a su secretario para que no nos quite el derecho a descansar, Canarias, Baleares y hasta Benidorm se habrán convertido en el geriátrico de Europa, pero serán terreno vedado para los celtíberos de entre el Cabo de Gata y Finisterre, que se conforman con tratar de sobrevivir, ahogados por un millón de ERE, por los recortes en los sueldos, por el recuerdo de las pagas extra que se fueron por el retrete de los bancos, por el hilo para suturar las heridas de tanto ladrillazo recibido, y hasta por el acoso a miles de autónomos que perecen cada día asfixiados por impuestos y multas para que vivan bien los de siempre.
Quienes hace tiempo que peinamos demasiadas canas, hemos aprendido que sólo existe el presente. Por eso, alégrate de que se acabe el verano sin mirar más allá. Piensa que aunque el paso del calor al frío obligará a abrigarse a los fumadores para degustar su veneno a bocanadas, también aniquilará a Cali, a El Dandee, a Juan Magán y a todos los demás torturadores disonantes, que florecen cuando las setas de San Jorge ya tienen el tamaño de una de esas amanita faloides que nunca se comen quienes deberían ingerirlas por docenas, y que hacen añorar aquellos veranos castigados por Georgie Dann, los Berrones y hasta Boney M.
Sólo por perder de vista a tanto perpetrador musical, merece la pena levantar la copa y brindar por el verano que se fue... y soñar. Que la esperanza es lo último que se pierde Y si pierdes una esperanza, que sea Aguirre.
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